La muerte del Osito Bimbo: víctima del 2 de octubre de 1968.

2 de octubre de 1968. El Osito Bimbo repartía pan en una miscelánea de Tlatelolco. Eran las dos de la tarde, pero como era muy mujeriego el cabrón, se la pasó platicando, comiendo y “haciendo otras cositas más” con la dueña del local, mejor conocida como la Osa Mayor, mujerzuela que de plano estaba dispuesta a ceder a los favores con tal de conseguir descuentos en las mercancías.


El Osito Bimbo no dejó pasar la oportunidad y le remató uno adentro, otros dos de ida y vuelta, otro por arriba, por delante, por atrás, por en medio, por en medio, por en medio y ¡zaz! Todo de lujo. El osito terminó su acción como a las siete de la noche, pero al salir vio que se juntó un montón de gente afuera de la tienda: eran estudiantes que acudieron a un mitin en la Plaza de las Tres Culturas.


Pues ni modo. Pobre oso, se tuvo que quedar ahí. El muy baboso pensó que habría una tocada de Janis Joplin o ya de jodido de los Teen Tops con los Xochimilcas, pero ni madres, se trataba de una protesta que los estudiantes tenían contra el gobierno, cosa que al oso le valía madres, pues él lo único que quería era “bailar su rocanrol”.


Después de un rato, aparecieron tanques, se escucharon balazos y salieron bengalas. El oso creyó que ya se trataba del inicio del concierto al aire libre, cosa que lo tenía eufórico porque creyó que primero escucharía rocanrol, después brincaría con el ruido y al final se ligaría a una bella niña a la hora del baile, pero desgraciadamente todo esto fue interrumpido cuando el pinche oso recibió un balazo en el culo, murió instantáneamente, el puto oso nunca se dio cuenta de que se trataba de una de las matanzas más drásticas en la historia de México, pero pinche oso, ¡qué bueno que se murió!