Había una vez, en la zona céntrica de Morelia, un osito que trabajaba como suplente de botarga del Dr. Simi en Farmacias Similares mientras éste pasaba unas lindas vacaciones en Nebraska.
Ese osito, durante sus buenos tiempos, se desempeñó como imagen principal de una reconocida marca de pan a nivel nacional. Sin embargo, un día, angustiado por su sobrepeso, decidió ponerse a dieta, cosa que no le agradó a la empresa donde trabajaba, por lo que decidió despedirlo. El osito finalmente había logrado su cometido: bajó de peso descaradamente ya no tanto por voluntad propia, sino porque las circunstancias y la falta de dinero lo obligaron a comer poco, muy poco. Pobre osito, ni siquiera lo que ganaba le alcanzaba para comprar unas simivitaminas.
El Dr. Simi regresó de Nebraska y el osito se quedó sin chamba nuevamente. Un pedazo de galleta marca Óreo y un vasito de leche fue lo único que percibió como pago por bailar durante una semana afuera de una farmacia. De por sí, al pobre no le fue bien en Iztapalapa cuando trabajó en un centro contra las adicciones como elaborador de ganchos para ropa, menos ahora. El osito se moría de hambre.
Las tripas le obligaron a tener un pensamiento perverso. Inspirado en Anthony Hopkins cuando representó su papel de Anibal Lecter en el Silencio de los Inocentes, el osito quería comerse al Dr. Simi. Para no sentirse tan caníbal, empezó a imaginarse que Simi era un cerdo, un gran cerdo, un supercerdo de cabrón. Por lo tanto vio muchas veces las películas de Anibal Lecter, al igual que decenas de episodios donde Silvestre atrapa a Piolín y el Coyote al Correcaminos. Consiguió manuales de Don Carmelo de Quiroga para aprender la elaboración de las carnitas al estilo Michoacán. Pasó el tiempo y por fin el día donde cumpliría su cometido: matar al Dr. Simi.
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El osito falleció y terminó siendo vendido como una impresionante tortilla de harina en la empresa de pan donde laboró durante el momento cumbre de su vida. Simi, por su parte, fue encerrado en Almoloya por homicidio y procesador de drogas sintéticas.
Este fue el cuento de la semana niños. Nos leemos en el siguiente post. Tan, tan.
La muerte del Osito Bimbo: El Dr. Simi lo mató.
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